Según expertos del Banco Mundial, los lugares desordenados y sucios dan la sensación a los criminales de que nadie vigila o protege la zona.

Entre las calles sea más limpias, ordenadas e iluminadas, las autoridades pueden evitar que los criminales o las pandillas cometan delitos en esta zona. Pero ¿por qué? Según cuenta María Victoria Ojea, productora del Banco Mundial, detrás de esto hay toda una teoría llamada ‘Prevención del crimen a través del diseño ambiental’, “una metodología canadiense que busca reducir las oportunidades de cometer delitos, así como minimizar el temor de la comunidad a través del diseño de ciudades más seguras”, afirma Ojea.

Según le cuenta esta analista al diario El País de España, el 70 por ciento de las personas de escasos recursos que viven en la región de América Latina y el Caribe residen en barrios urbanos que, en muchas ocasiones, no tienen infraestructura básica, abastecimiento de agua y recolección de residuos.

Esos mismos barrios son los que enfrentan los más altos índices de violencia y delincuencia. Según las cifras de América Latina recolectadas por el Banco Mundial, en esta zona existe un promedio de 29 homicidios por cada 100.000 personas, un porcentaje muy alto, si se tiene en cuenta que el promedio mundial de siete por cada 100.000. Con esos índices, se demuestra que hay una relación entre estos aspectos: la inexistencia de entornos formales suele crear condiciones favorables para el crimen.

Ojea basa su premisa en John Morton, otro experto ambiental del Banco Mundial, quien asegura que los espacios desordenados y con basura dan la sensación a los ciudadanos de que no hay nadie, ninguna autoridad, que proteja ese sector. Y cuando hay ausencia del Estado, entra el crimen. “Estas formas de desorden pueden servir como señales a los criminales de que los delitos no serán ni denunciados ni controlados, es decir, que nadie está a cargo. “Es el síntoma y también es parte de la causa; el barrio se advierte como más indefenso”, asegura Morton.

Un experiencia lo demuestra

En Kingston, Jamaica, hay un caso muy peculiar que demuestra esta teoría. Central Village es un barrio, donde existe un problema grave de presencia criminal. Los habitantes de este sector decidieron arreglar el espacio público con el apoyo del Banco Mundial.

Mona Sue-Ho, especialista en desarrollo social del Fondo de Inversión Social de Jamaica y quien lideró el proyecto, cuenta que durante un tiempo se dedicaron a arreglar las calles, limpiar los espacios públicos e instalar contenedores de basura, además de establecer un servicio de recolección. También, se crearon los guardianes del medio ambiente, encargados de mantener la limpieza.

A partir de estas iniciativas, los problemas de inseguridad comenzaron a cambiar y hubo una mayor integración entre los ciudadanos, que se empoderaron del proyecto. Sin embargo, limpiar no es toda la solución. Para Joan Serra Hoffman, experta en seguridad ciudadana, la suciedad es solo un pedazo del problema: “el desorden físico es tan solo uno de los síntomas de muchas otras carencias. Esos mismos barrios muchas veces no tienen una escuela secundaria cerca donde los jóvenes puedan estudiar o no hay acceso a servicios básicos”, finaliza.

Origen: Las calles limpias hacen lugares más seguros | ELESPECTADOR.COM